La central lechera de la prensa madrileña no repara en gastos y elogios al calificar como impresionante y heroico el triunfo del Barcelona en la Supercopa de Europa frente al Oporto. Convengamos en que el equipo azulgrana vive el mejor momento de su historia, juega de maravilla y acumula 12 de los últimos 15 títulos disputados. Una pasada. Pero no conviene dejarse llevar sólo por los números o por la evidencia de que cuando el Real Madrid era el gran dominador, todo lo que recibía de la prensa catalana eran desprecios y sospechas por la legitimidad de sus triunfos.
El entreguismo capitalino ante el Barça es llamativo por varios motivos. En especial por la larga lista de damnificados en los últimos años, clubes que se han visto claramente perjudicados por arbitrajes sospechosos y sibilinos. El Oporto se ha incorporado a una lista que integran, entre otros, el Chelsea, el Arsenal, el Inter, el Shakhtar y, fundamentalmente, el Real Madrid, éste por partida triple. Prácticamente nadie concede especial relevancia a la jugada clave del partido. Curioso.
Como quiera que en Madrid somos todos muy neutrales y, si se nos apura, lo que nos pone es meternos con el Real Madrid, esa panda de fascistas que robaban en tiempos de Franco, pues quizás convenga echar un vistazo a esa prensa portuguesa que tras analizar el atropello de Abidal a Guarín con 1-0 en el marcador, decide titular 'Robo en el casino'. Casi nada de eso puede verse en España. O se oculta, o se cita como una pequeña anécdota, cosillas del fútbol. La dictadura de lo políicamente correcto teñido de azulgrana hace que tengamos que volver a esos años 70 en los que para ver El último tango en París había que largarse a Perpignan. En este caso, hay que bucear en las webs portuguesas para recordar que la verdad es una. Al Oporto le hurtaron el empate a uno.
En España nadie da importancia a ese pequeño detalle. Y algunos dirán. Hombre, es que el Barcelona es un equipo español, hay que apoyarle. Bien, de acuerdo, pero me resulta difícil asumir que un equipo español aparezca en un estadio sin una sola bandera del país al que dice representar, que uno de sus últimos fichajes se largue una vuelta con una bandera ilegal e independentista sin que a nadie se le ocurra quitársela o que su entrenador siga diciendo que vive en un pequeño país al que no conceden importancia. En fin, que el problema lo tendrán cuando dejen de ser españoles y jueguen la Liga catalana con el Hospitalet, el Sant Andreu o el Badalona. Ánimo con ello.
o artigo está aqui Abidal y la autocensura
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